Todo gran emprendimiento nace fruto de un sueño, y ese sueño se hace realidad en la medida en que se vuelve un medio para que los demás cumplan sus propios sueños. La vida es una enorme red y todos estamos interconectados. Eso lo comprendió Pablo Arbeláez y por eso en el año 2008 nació miencarguito.com.

El reto: en la primera década del nuevo milenio internet tuvo su mayor auge, especialmente en los Estados Unidos. Miles de empresas decidieron aventurarse en una tarea sin precedentes y llegar a millones de clientes en todo el mundo.

No obstante, la realidad demostró que la logística con la que la mayoría de estos nuevos emprendimientos digitales contaba era precaria, en otras palabras, desembolsar el pago y facturar era sencillo, lo difícil era garantizar que los productos adquiridos llegaran a salvo, de manera rápida, eficiente y económica.

La estrategia que muchos empleamos en ese entonces era pasar por la vergüenza de decirle a un familiar, amigo o conocido (el primo de la esposa de un compañero de trabajo de un vecino) que recibiera en su casa de Miami el pedido.

Una vez llegaba, este buen samaritano debía ocupar su sala con estorbosas cajas, desempacar, volver a guardar en mejores condiciones el producto, contactar una empresa de envíos internacionales confiable y esperar pacientemente a que recogieran el encarguito. Algo es seguro y es que esta persona perdía tiempo, comodidad y las ganas de volver a hacer un favor con semejante desgaste.

Hasta ese momento nada era complicado para uno, el destinatario, pero sí para toda la cadena de personas que tuvieron que mover de aquí para allá y acullá el producto. Sin embargo, cuando llegaba la hora de hacer el giro correspondiente para que el ‘bacán’ que nos hizo el favor pagara, caíamos en cuenta de lo costoso que resultaba que el encarguito llegara a nuestras manos. Debíamos ir a una casa de divisas, y ver como nuestros cientos de miles de pesos se transformaban en unos pocos dólares, para luego consignar y tener que pagar otro excedente por el costo de la transferencia.

Es por este motivo que Pablo Arbeláez, radicado hace 30 años en Estados Unidos, fundó miencarguito.com. Afirma Pablo: “hubo un momento en el que me dedicaba sábados y domingos a comprar y empacar las compras de mis 5 hermanos, 38 primos y 65 amigos del colegio. Luego de un par de meses termine siendo el “banco gringo” de la familia ya que les prestaba para comprar y/o enviar sus cosas… pocos sabemos lo costoso que es enviar dinero desde cualquier país a Estados Unidos”.

Su idea consistió en crear una empresa que: Se especializara en la adquisición y envío de mercancías desde Estados Unidos a Colombia. Se desempeñara con total transparencia y generara la máxima confianza entre clientes, proveedores y autoridades. Se convirtiera en un facilitador de los procesos del comercio internacional. Es decir, que les simplificara la vida a los usuarios. Por último, y como consecuencia de todo lo anterior, que tuviera un enfoque de responsabilidad social. En junio del año 2008 se despachó el primer pedido desde un garaje en la ciudad de Miami. La operación día a día iba aumentando, razón por la cual hubo que subcontratar los garajes de las casas vecinas para poder almacenar los cientos de cajas que iban llegando de cada rincón de los Estados Unidos.

“La demanda estaba disparada y nosotros aprovechamos la circunstancia” comenta Pablo Arbeláez, y añade, “eso nos impulsó en alguna medida, pero lo que nos consolidó fue la impronta de nuestra empresa, que siempre ha sido la diligencia y la excelencia; trabajamos con total esmero para que los productos lleguen a los clientes en perfectas condiciones y en tiempo récord. Nuestra motivación es ser cada día mejores”. El presente de la compañía es bueno y promisorio, la media de cajas transportadas al año por miencarguito supera las 23.000, y aunque “no siempre es posible cumplir, lo importante es mantener una comunicación constante con el cliente e informarle de cualquier anomalía”, advierte Camila Díaz, jefe de logística. Se cumplen 10 años de trabajo constante, de entera disposición y atención personalizada por parte de cada uno de los empleados de miencarguito.com, que son el alma de la compañía, y de Pablo, por supuesto, el emprendedor colombiano que hizo realidad su sueño. “Ahora no vamos por 10, sino por 100 años y queremos consolidarnos no sólo como la empresa más grande en tamaño, en recursos o en movimiento, sino como la empresa más responsable y comprometida con nuestros clientes. En un mundo globalizado somos una compañía de carácter global con un enfoque local, garantizando el mejor servicio”, sentenció el fundador.